domingo, 27 de noviembre de 2011

Extender “tu yo” y seguir viviendo

Creo que más o menos actúo con cierta ética y que soy una ciudadana del montón. Se podría decir incluso que buena ciudadana: No delinco, no me meto con nadie, pago mis impuestos, vivo y dejo vivir, no prejuzgo (casi nunca), en  definitiva, tengo una buena opinión de mi misma como persona corriente. Bueno pues cuando menos lo espero, llega ella, me rompe los esquemas y pone mis planteamientos patas arriba…que “estupendita” es.

Hace unos meses mi escoba y yo estábamos comiendo y yo notaba que ella tenía una luz especial. De vez en cuando me miraba y me sonreía la muy pícara pero no me decía nada.
Al final no aguantó más y confesó:
-Tengo una buena noticia.
- Muy buena tiene que ser por tu sonrisa, le contesté.
- Esta mañana me he hecho donante de órganos.
- Cariño eres una escoba…
-¿y? tengo un palo muy sano que le puede servir a cualquier otra y mi cepillo está también en perfectas condiciones. Me han hecho una valoración y me han dicho que puedo donar sin problemas. ¿No te parece genial?
- No sé, supongo que si. La verdad es que nunca había pensado en donar mis órganos. (Cuando las cosas no te afectan directamente como que no te las planteas)
-Claro, tú y muchos otros humanos vivís demasiado pendientes de vosotros mismos y de vuestra burbuja. Os cuesta “ir más lejos” de lo que abarca vuestro entorno. Os pensáis que más allá de crecer sanos y seguros, tener vuestro título de algo (lo cual no implica ser alguien) tener una casa y tener un trabajo más o menos digno,  ya no hay más que hacer, ya está todo hecho en esta vida…
          …vivís demasiado pendientes y preocupados del ahora y de la prisa, le dais demasiado valor a lo urgente y creo que casi siempre se os olvida lo importante. Bueno, me voy que  llego tarde. ¡A la noche nos vemos!

Me dio un beso y con una enorme sonrisa se marchó. Allí me dejó con mi plato de lentejas frías y el chorreo que sin comerlo ni beberlo me había caído.

¿Donar mis órganos?, ¿a santo de qué?, ¿qué necesidad tengo yo que me anden hurgando por los adentros? Vamos, digo yo. Qué necesidad de complicarme…
Después lo entendí. Cuando conocí a Berta.
La he conocido este año. La primera vez que le vi ya me dio buena onda. Es de esas gentes que son bonitas “por dentro y por fuera”. Incombustible, buena, trabajadora, sensata, con pensamientos propios, capaz de relativizar, curiosa de todo (que no cotilla, no confundamos) La verdad es que es de esas personas que quieres ser cuando te haces mayor.  Un día me dijo que al día siguiente no podría venir a clase, que tenía que hacerse una revisión.
-¿Te pasa algo? Le pregunte de la forma más natural.
-Estoy bien, no es nada. Sólo tengo que hacerme una revisión rutinaria, ¿sabes? hace dos años me hicieron un trasplante de medula y hay que tenerla controlada. Y me dijo en bajito acercándose a mi oreja: mi medula es de una donante sevillana…¡por eso soy tan salada! y me soltó una sonrisa.
Yo puse sonrisa de boba y toda la cara de poker que pude, pero ella me lo notó.
No te preocupes, es la reacción natural de mucha gente. Tranquila.  Para los “normales”, los trasplantados somos como un poco distintos. Nos salimos de lo corriente.  Pero después, dejáis de vernos como raros.
A partir de ese día todas las virtudes que yo le veía a Berta las elevé a la enésima potencia porque a todas ellas les sumaba, además, el haber tenido que vivir el proceso traumático de ser consciente de su enfermedad, asumirla, vivir con la esperanza diaria de que un ring de teléfono te diga que hay una medula para ti y todo ello, sin perder la fuerza para cada día superarte y ganarle el pulso a la desesperanza.
Y que bien que, esta vez,  el teléfono sonó. Y que bien que hubo alguien que decidió que con su vida podía dar vida a otras personas. Y que bien que una de esas personas fuera mi Berta (a la que podría no haber conocido, ni querido, en caso de no haber llegado la medula que necesitaba)




Por eso merece la pena donar.  Porque el mundo está lleno de Bertas que tienen toda una vida por delante y el mismo derecho a vivirla que tu y que yo. Ah, y porque donar es otra manera de extender “tu yo” y seguir viviendo...
España es el país con más tasa de donación mundial, lo cual evidentemente dice mucho de nosotros. http://www.solidaridaddigital.es/SolidaridadDigital/Noticias/Nacional/DetalleNoticia.aspx?id=11413 Las donaciones se realizan siempre de forma altruista y todo el proceso es cubierto, desde el punto de vista económico, por el Sistema Nacional de Salud. Estas bases de funcionamiento nos proporcionan el privilegio de tener mayores posibilidades de obtener un trasplante en caso de necesitarlo. El modelo español de funcionamiento de los trasplantes es considerado mundialmente un ejemplo a imitar, que de hecho se está implantando en gran parte del mundo.
Pero ser un modelo de solidaridad no puede servirnos para dar la espalda a la realidad.  Hay muchas personas que necesitan ser trasplantadas para seguir viviendo. Aproximadamente el 10% de los receptores fallecen mientras esperan recibir un órgano.
Casi todo “de lo que tenemos en el cuerpo” se puede donar. Muchos trasplantes se deben hacer tras la muerte pero se puede ser donante de medula, sangre, sangre del cordón umbilical o semen y vivir tan ricamente. Es cuestión de valorar no tanto el por qué donar, si no  el ¿Por qué no donar? No sé, igual por qué ni siguiera te lo habías planteado…
Un último apunte: en 2010 el premio Príncipe de Asturias de Cooperación Internacional fue para la ONT (Organización Nacional de Trasplantes). Os dejo su página y os animo a trastearla. Es un mundo muy interesante en el que os animo a bucear y del que no sabemos casi nada. (Bueno, yo ahora sé un poco más y tu si quieres, también puedes saber) http://www.ont.es/informacion/Paginas/Donaci%C3%B3n.aspx
Buceando en la web,  encuentras verdaderas joyas donde menos lo esperas. Os dejo con un video del blogger  rincondevito. Es un video muy simpático pero con mucho trasfondo. Muy agradable de ver…
Ale, a disfrutar y a pensar.



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